Desconectando La Aplicación De Dependencia A La Reacción

Desconectando la Aplicación de Dependencia a la Reacción: ¡Escoge!

La Aplicación de Dependencia a la Reacción enlaza estos mensajes: “El interrumpir demuestra preocupación”. “Los consejos siempre ayudan”. “Sé que está mal contigo”.  “Vamos, discutamos”. “Vamos a hablar acerca de lo que está mal con nuestra última persona problemática”. “Aquí esta otra gran injusticia que soporto”.

La Aplicación de Dependencia  a la Reacción triunfa y da permiso a los demás: Me he perdido a mí mismo tanto en el sistema que todo lo que puedo hacer es reaccionar. Digo “No puedo evitarlo”.  Con esta aplicación soy arrastrada con todos los demás y se evita que haya comprensión o escapar sin heridas.

El aire en la ansiedad sistémica es mortalmente serio. Los que son capturados por ellos son invadidos y no se detienen. Si pueden,  ellos controlan otras conversaciones, espacio, atención, proyectos, e incluso pensamientos y opciones. Antes de interactuar, tienes que conocer la respuesta a la pregunta, ¿Qué es lo que realmente quiero?

Para desconectar la Aplicación de Dependencia a la Reacción, ¡escoge tus propias respuestas! No tienes que reaccionar en cierto tiempo, lugar o en la manera que se espera. La reacción es la que viene automáticamente y las reacciones desencadenan más reacciones. La respuesta se debe elegir cuidadosamente y presentarse favorablemente.

En la alta dependencia a la reacción, algunos son oyentes pobres y no tienen un buen aprendizaje. Otros utilizan el escuchar de una buena manera para saber qué es lo que quiere la otra persona y  hacerlo automáticamente. En cambio, puedo escucharme a mí mismo con la misma capacidad de escucha y reclamar espacio para mi respuesta elegida.

Para inhabilitar la cuarta aplicación que le da poder  a la ansiedad sistémica, escojo mis propias respuestas. Puedo apartar tiempo para pensar. Puedo hablar con un amigo sensato. Puedo soñar. Puedo escucharme a mí mismo. Puedo escribir una conversación con juego de roles. ¡Puedo escoger mis propias respuestas!

Copyright 2015 Wilma Zalabak, Traducción de Marcela Cordoba