Observaciones de la segunda persona

Usar nuestra hoja de trabajo de observación puede ayudar a una persona a escuchar mejor. Para escuchar mejor, quiero decir, para dar el regalo de escuchar, no hay que tener una agenda a la hora de hacerlo, tratar de no interrumpir, escuchar con una presencia calmada, centrar la atención en hacerlo y tener los oídos disponibles a escuchar, todo esto genera confianza.

Hasta ahora me he concentrado en usar la hoja de observaciones para comprenderse a sí mismo y encontrar buenas palabras para usar, con el fin de comunicarse de manera más clara. Ahora me referiré a cómo este trabajo puede ayudarnos a escuchar y entender cuándo la otra persona habla.

Yo deseo que la otra persona supiera todo acerca de las palabras que uso a fin de hacer las peticiones más fáciles para mí. Sin embargo, no todos saben hablar sin palabras y hay tonos que pueden sonar ofensivos, lastimarme y ponerme a la defensiva.

Así que con el fin de mantenerme concentrado en dar mi regalo de escuchar, necesito una forma de dirigir la audiencia para escuchar lo que más le importa a la persona que habla. Nunca voy a decir que yo realmente sé lo que es lo más importante para el hablante, ya que la historia de otra persona no es la mía para contar.

En medio de acusaciones en cascada, humillaciones y órdenes, la culpa y la vergüenza, yo puedo concentrar mis oídos en escuchar las situaciones como la otra persona las ve, para escuchar sus sentimientos y sus deseos humanos básicos con los que puedo conectar y escuchar la sencilla petición que hará la vida de él o ella mejor.

En vez de aconsejar o enseñar como una madre, en vez de contar una historia mejor o dar palmadas en la espalda como un cómplice de la infancia, en vez de pedir o dar explicaciones, contradecir, opinar o simpatizar, yo puedo escuchar la historia de esa persona, sus sentimientos, deseos y peticiones.

De cualquier forma que venga, cada comunicación para mí es una oportunidad de bendecir la vida de otro, para ayudar a hacer la vida de él o ella más maravillosa en este momento. Eso es lo que quiero lograr al escuchar mejor.

Escuchar no es puntualizar, nunca en algún momento debo actuar como si estuviese segura de saber de la vida de la otra persona. Permanezco, escucho de nuevo. Vuelvo a repetir para verificar con exactitud lo que escuché y vamos a la siguiente ronda para una comprensión más profunda. Diciendo, contando hacia atrás, diciendo de nuevo, yo siempre escuchando.

La comprobación de lo que he oído requiere de un tono de voz que vaya con la humildad de no saber a ciencia cierta. Nunca puedo llegar a decirle a la otra persona lo que él o ella percibe, siente, piensa o necesita. Puedo adivinar. Puedo revisar mi conjetura.

La fórmula:” ¿Estás pensando en X cosa? (usar palabras de situaciones no peligrosas). Te estás sintiendo X (palabras de sentimientos) porque tú quieres X (palabras de deseos humanos) Tú me quieres para X? (usar palabras específicas)”. Una conjetura para X puede ser mucho más suave y más atractivo que una interrogación como: “¿qué sientes?”.

Después de plantear una conjetura para revisar mis observaciones, me detendré y escucharé de nuevo. Y continuaré escuchando y revisando mis observaciones hasta que tenga algún tipo de evidencia, de que la otra persona se siente escuchada , de que se siente satisfecha y convencida de que verdaderamente le entiendo.

Escuchar es un proceso, no un punto en el tiempo. Escuchar requiere inversión de tiempo. Escuchar es un compromiso de estar con otra persona. Las observaciones de la segunda persona hablan del “Tú” en compasión y dulzura que conecta poderosamente a las personas detrás del “Tú” y el “Yo”.

Copyright 2014 Wilma Zalabak. Traducción de Maria Cristina Chan.